El inquilino

El inquilino


Nadie recordaba exactamente las palabras que Antonio dijo cuando se fue. La única persona que recordó algo de él es el viejo Victor. "No es que recuerde mucho de él, simplemente tengo en la cabeza unas palabras que mi viejita me dijo de ese hombre. Lo medio recuerdo un poco alto y moreno, con una barba que le salía de a poquito y una melena medio teñida y despintada, con unos brazos fuertes. Honestamente me daba un poco de miedo por lo excesivamente callado y tranquilo. La gente dice que de esos que son callados debemos cuidarnos porque no sabemos lo que traman. Pero bueno, eso es sólo su aspecto físico y un poco el de su conducta, en lo que se refiere a lo que dijo cuando se fue, mi vieja me comentó que no se despidió, sólo  dijo que tenía que irse a lavar su ropa pero de ahí nada más".

Eso sólo era lo que se conocía de las palabras finales, pero cuando llegó también fue un tanto misterioso. Yo recuerdo haberle visto en algún lugar pero en realidad tampoco tengo reminiscencias de él. Si no fuera por la descripción que dio el viejo Victor, yo creo que poco recordaría de él. Judit, la vecina del departamento 8, dice haberle escuchado saludarla pero le pareció extraño porque nadie en el edificio suele hacerlo. Todos subimos al piso que nos corresponde, abrimos las puertas, nos introducimos en los departamentos y de ahí nadie sabe nada de nadie. Tal vez por eso no tenemos indicios claros de quién era Antonio. A veces yo me pregunto cómo fue posible que estuviera conviviendo con nosotros en el mismo piso.

Cuando la policía lo aprehendió dijo que todos los que lo habíamos cubierto seríamos interrogados hasta que nos sacaran la verdad; así, con esas palabras casi textuales y con un tono de intimidación que a todos nos desconcertó. Celestina fue a la primera que se llevaron para ser interrogada porque ella le había subarrendado uno de los cuartos del departamento que le renta a don Jero, el dueño del edificio donde todos vivimos. El viejo Jero también se escamó porque todo el desmadre había ocurrido en su propiedad. Esto lo involucraba tanto que, cuando llegó al edificio para conocer la situación, no paraba de fumar sus  puros cual cigarrillos. Se veía pensativo; no se dirigía a nadie, de vez en cuando trataba de asomarse al departamento donde todo  ocurrió. Pero de ahí nada, ni una sola palabra. Los demás estábamos esperando a que terminaran con Celestina y sabíamos que en cualquier momento nos jalarían a los demás. Ni para correr porque eso nos delataría; además, el área estaba rodeada por varias patrullas. De pronto, salió uno de los policías que hacían el interrogatorio y llamó a Mirna pero Celestina no salió. Mirna fue quien le informó a Antonio sobre el cuarto que estaba en renta, ella es sobrina de doña Cele. Algunas personas que nunca había visto murmuraban entre ellas y de vez en cuando asentían o negaban lo que entre ellas platicaban. Así estuvo aquel interrogatorio, hasta que terminaron con cada uno de nosotros. Al final del proceso, nos dijeron que nos podíamos ir todos menos don Jero. A él no lo interrogaron allí, él  fue subido a una patrulla. Algunos lo vimos mover la cabeza de un lado a otro; otros dicen haberle escuchado decir "qué poca madre, pinche Antonio." Al parecer, él sabía más de lo sucedido que nosotros.

Dos días después de aquel incidente encontraron cuatro bolsas negras de plástico en la zotehuela de doña Cele. Todos en el departamento de Celestina creyeron que era basura pero un olor característico de la carne llamó la atención de los que ahí viven. Al intentar sacar las bolsas notaron que pesaban mucho y un pánico se apoderó de sus corazones pensando en lo más terrible. En efecto, en ella había pedazos de carne humana. Ahí reconocieron por lo menos tres personas, entre ellas estaba la esposa del viejo Victor. Gracias a la descripción del viejo fue como las autoridades dieron con el asesino. Hoy se cumplen tres semanas de la desgracia. Yo ahorita estoy aquí recargado junto a este muro, escuchando los rezos que hacen las señoras de negro pero honestamente ya estoy paranoico, veo a todos con desconfianza.

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