Votos para una esposa
Votos para una esposa
Todavía yace en mi memoria aquella ocasión en que te conocí. Está de más la descripción. Sólo diré que estuve atento a tus pasos y te seguí con la mirada hasta que estuviste casi frente a mí. Después perdí tu rastro por un día y luego por semanas, meses y años. Hasta que nuevamente nos cruzamos por alguna circunstancia desconocida y estuvimos esta vez frente a frente. Yo con los latidos acelerados y la transpiración imparable que emanaba por todos mis poros. Entonces hablamos y caminamos desde muy temprano hasta muy tarde. Aquello fue nuestro comienzo.
Todavía yace en mi memoria aquella ocasión en que te conocí. Está de más la descripción. Sólo diré que estuve atento a tus pasos y te seguí con la mirada hasta que estuviste casi frente a mí. Después perdí tu rastro por un día y luego por semanas, meses y años. Hasta que nuevamente nos cruzamos por alguna circunstancia desconocida y estuvimos esta vez frente a frente. Yo con los latidos acelerados y la transpiración imparable que emanaba por todos mis poros. Entonces hablamos y caminamos desde muy temprano hasta muy tarde. Aquello fue nuestro comienzo.
Con el paso del tiempo nos permitimos conocernos. Seguimos conversando interminablemente sin querer dejar un solo tema sin discutir. Imaginamos, proyectamos y regresamos nuevamente a nuestro presente en cada uno de nuestros encuentros. Nuestros pasos iban ligeros, lentos, cuidando cada uno de nuestros movimientos. Hasta que decidimos que las circunstancias debían tornarse distintas y debíamos estar más tiempo, juntos.
Fue en este punto, tal vez, que nos transformamos por completo. Comenzamos a ser más que dos personas con intereses comunes. Nos convertimos en cómplices, en confidentes, en uno solo. Nuestros pasos no pudieron avanzar de nuevo por su cuenta. Te convertiste en pie derecho y yo en pie izquierdo y así comenzamos a andar nuestro camino.
En mi memoria ha pasado más tiempo del que creo que realmente es en esta dimensión. El tiempo a tu lado se modificó paulatinamente, se ha hecho corto y eterno a la vez. Ha perdido su naturaleza de ser simple tiempo y ahora no sé cómo llamarlo. Pero ha sido bueno porque así siento que he estado una vida entera contigo, o que los días tienen menos horas para seguir mirándote embelesado, ebrio de tu presencia. Así que agradezco que el tiempo sea lo que es siempre que he estado contigo.
Del futuro no tenemos mucha referencia porque a veces lo evitamos. Ha sido para nosotros como un tren que recorre tres estaciones y que somos pasajeros frecuentes tan solo a dos lugares: nuestro pasado y nuestro presente. Al futuro lo visitamos muy poco por su lejanía. Cuando estamos ahí, todo luce bello, pulcro, perfecto. Sin embargo, solo ha sido una referencia, mas nunca el destino final porque tenemos eventos de nuestros otros dos lugares que nos hacen regresar.
Podría seguir con una historia interminable sobre nosotros pero me detendré aquí para decirte que este día es tan importante como aquél en que te vi por vez primera y que a pesar de haber perdido tus pasos, los hechos se volcaron favorablemente para estar aquí, juntos de nuevo. No voy a bajarte la luna y las estrellas tan solo por aparentar que soy perfecto. Quiero decirte, tan sólo, que la decisión que estamos tomando nos hará cambiar nuevamente. Debes saber que puede que llegue el momento en que tendremos silencios y que no vamos a entendernos y quizá nos desespere esa manía por callar. Tal vez queramos salir corriendo por no soportar la rutina diaria y todo esto nos lleve a tener problemas, tal vez muchos. Pero si decides acompañarme, si decides que quieres saber si la última estación puede ser como la hemos visto juntos, entonces te propongo buscar la manera de sobreponernos a las circunstancias adversas y construir y desconstruir mil y un veces las cosas para acercarnos al sueño que hemos compartido hasta el día de hoy.
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